La experiencia solidaria se desarrolló en la Unidad 10 Melchor Romero, dependiente del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB), en el marco del programa “Más Trabajo, Menos Reincidencia” que impulsa el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires.
Los internos aportaron la mano de obra para colaborar con los niños, niñas y adolescentes de entre 3 y 18 años que habitan las siete casas del predio de calle 643 entre 12 y 13.
Guillermo, el tapicero referente entre las personas privadas de libertad de la Unidad 10, celebró la posibilidad de ayudar y expresó: “Trabajamos pensando en los chicos, porque es muy lindo hacer algo bueno para ellos. Hacemos todo en conjunto, con mis compañeros y los agentes”.
En representación de la institución que forma parte de la gran obra del Padre Cajade, los educadores Oscar Suárez y Rosario Bernardello, agradecieron y valoraron el trabajo de los internos, y adelantaron que, también destinarán mochilas a los centros barriales cercanos a la Obra, que trabajan la inclusión de niños, niñas y adolescentes.
El director provincial de Políticas de Inclusión del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, Marcelo Iafolla, vivió la entrega con profunda emoción, ya que durante 20 años fue educador del Hogar junto al Padre Cajade, y su hija Agustina participo del evento. “Las acciones solidarias son sumamente beneficiosas, no solo para quienes reciben, sino también para aquellos que dan”, afirmó el funcionario.
Por su parte, la directora de la Unidad 10, Miriam Irala, repasó las diferentes donaciones que se hicieron desde la cárcel que está a su cargo y expresó: “Intento contagiar el espíritu de ayudar a aquellos que me rodean”.
La iniciativa solidaria contó con el acompañamiento del subdirector de Asistencia y Tratamiento del penal de Melchor Romero, Julio Compri, y de los integrantes del equipo de trabajo de la Sección Talleres, Alejandro Salto, Silvio Taiana, Agustín Cancela y Maximiliano Martínez. Además, estuvo coordinada por la Subdirección General de Trabajo Penitenciario y la Dirección General de Asistencia y Tratamiento del SPB.
Con la debida autorización judicial, dos de las personas privadas de libertad que participaron del emprendimiento estuvieron presentes en la entrega y uno de ellos encontró en el lugar a un sobrino con el que no se veía en años, lo que marcó un momento cargado de emoción.